Milei vs "periodistas operadores", capitulo 1000.
- Simon Telechea
- hace 5 días
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El presidente Javier Milei mantiene una relación tensa con gran parte del periodismo argentino, caracterizada por críticas frontales y descalificaciones públicas. Mientras ignora casi por completo a los periodistas identificados con el kirchnerismo, sus principales ataques se dirigen a figuras de medios como La Nación y Clarín, a los que acusa de haber jugado en su contra durante la campaña presidencial de 2023. Salvo contadas excepciones, como Alejandro Fantino, Luis Majul, Eduardo Trebucq, Jonatan Viale o Antonio Laje, el resto del arco periodístico parece ser blanco de sus cuestionamientos.
¿Es acertado que un presidente responda con agravios? El estilo confrontacional de Milei, alejado de la corrección política, genera controversia. Sus declaraciones, a menudo sin filtro, han sido calificadas como excesivas por organizaciones como el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) y la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA), que advierten sobre el impacto de estos discursos en la libertad de expresión. Sin embargo, más allá del tono, surge una pregunta clave: ¿tienen sustento las acusaciones del presidente?
Un caso paradigmático es el de Carlos Pagni, columnista de La Nación y conductor de Odisea Argentina, un programa que se emite los lunes por LN+ y que marca agenda en el mundo político y periodístico. En las últimas semanas, Pagni analizó en sus editoriales la presión del sector empresarial por un dólar más competitivo, mencionando la palabra “devaluación” en al menos tres emisiones consecutivas. Milei interpretó estas intervenciones como una “operación” mediática para forzar una devaluación, una medida que, según el presidente, perjudicaría a millones de argentinos.
El contexto económico agrega matices al conflicto. La reciente apertura del cepo cambiario, que derivó en una devaluación de aproximadamente el 8% (con el dólar oscilando entre $1000 y $1400), no estaba en los planes inmediatos del gobierno. Milei esperaba postergar esta medida hasta julio o agosto, tras la liquidación de dólares del sector agroexportador y un nuevo desembolso del Fondo Monetario Internacional (FMI) que fortaleciera las reservas del Banco Central. Sin embargo, la caída de las reservas, las negociaciones en el Congreso para cerrar un acuerdo con el FMI, con presión mediatica, lo empujaron a mover las fichas antes del tiempo.
En síntesis, Javier Milei percibió directamente el rigor del sector agroexportador, el principal generador de divisas del país. ¿Hubo una operación mediática detrás? El presidente está convencido de que sí. De lo contrario, en un día clave para su gobierno, no habría arremetido con críticas tan contundentes contra los periodistas, a quienes señala como “interlocutores” del campo.
En un tono combativo, Milei afirmó: “Vos tenés gente mintiendo, diciendo todo tipo de estupideces y envenenando la vida a la gente, como el señor Carlos Pagni, que opera para que haya una devaluación. Le importa tres belines que millones de argentinos caigan en la pobreza con tal de seguir cobrando el sobre de su jefe, un industrial importante”.
Las declaraciones provocaron una rápida respuesta del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), que emitió un comunicado el 15 de abril deplorando “las expresiones agraviantes y violentas” del presidente. La entidad señaló que este tipo de discursos “trascienden el terreno de la crítica legítima y se convierten en un mensaje de confrontación, intolerancia y violencia con consecuencias reales”. FOPEA instó a Milei a actuar con “mesura, respeto y compromiso democrático” y a respetar el disenso y la crítica, pilares fundamentales del periodismo profesional.
La relación entre el presidente Javier Milei y el periodismo atraviesa un momento de alta tensión, con raíces que se remontan a la campaña electoral de 2023. Milei ha reiterado en varias ocasiones que, durante ese período, enfrentó un “apagón mediático” por parte de los principales medios de comunicación. En contraste, aquellos periodistas y programas que le brindaron espacio en ese entonces reciben hoy un trato preferencial y son los únicos que logran entrevistarlo. Esta dinámica sugiere un componente personal más que profesional en su interacción con la prensa.
Este enfoque marca un cambio significativo para un sector del periodismo argentino, acostumbrado a la influencia de sus editoriales, que en momentos históricos del país llegaron a moldear el rumbo de los gobiernos. Sin embargo, los tiempos han cambiado. Desde la Casa Rosada, Milei demuestra no temer a las críticas periodísticas, utilizando sus propias plataformas, especialmente las redes sociales, para responder con rapidez y sin filtros.
No obstante, persiste una incógnita: en su confrontación con los medios, ¿sabrá Milei distinguir entre críticas legítimas y lo que él considera “operaciones” mediáticas? Esta pregunta sigue abierta en un contexto de creciente polarización entre el gobierno y la prensa.
Por redacción.
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